Agenda Ambiental: Contaminación Silenciosa: Estudio de la EPA enciende alarmas sobre el agua en Guayama
- El Vigia
- Mar 17
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El reciente estudio de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) ha confirmado la presencia de contaminantes peligrosos en pozos de agua ubicados en comunidades cercanas a la planta de carbón AES en Guayama. Según el informe, se detectaron niveles de arsénico, bario, plomo y otros metales pesados en fuentes de agua en Guayama, Arroyo y Salinas. Sin embargo, la interpretación de estos hallazgos ha generado un encendido debate entre expertos, ambientalistas y legisladores.

Durante una sesión en el Senado, el legislador Ángel Toledo López, del Partido Nuevo Progresista (PNP), argumentó que los niveles de los contaminantes detectados se encuentran dentro de los parámetros establecidos por la EPA y que, por lo tanto, no representan un peligro inmediato para la salud pública. Aseguró además que el informe exoneraba a AES de cualquier responsabilidad en la contaminación del agua. Estas declaraciones fueron respaldadas por otros miembros del partido, quienes descartaron la necesidad de tomar acciones inmediatas contra la planta.
Sin embargo, científicos y activistas han levantado serias objeciones a estas conclusiones. El doctor Osvaldo Rosario, experto en química ambiental, advirtió que la combinación de estos elementos tóxicos, aunque dentro de los parámetros establecidos de manera individual, puede representar un riesgo significativo para la salud. "El problema es la acumulación y la sinergia entre estos metales en el organismo a lo largo del tiempo. No podemos analizar cada elemento de forma aislada cuando sabemos que la exposición prolongada a estos contaminantes puede causar serios problemas de salud, desde enfermedades respiratorias hasta cáncer", explicó Rosario.
El Colegio de Químicos de Puerto Rico realizó un estudio independiente, en el cual se analizaron muestras de agua tomadas directamente de las casas de residentes en Guayama y Salinas. Este análisis encontró incluso más contaminantes de los que identificó la EPA, lo que refuerza las preocupaciones de los ambientalistas. Según este estudio, las sustancias encontradas en el agua reflejan un patrón característico de residuos de la combustión del carbón, lo que indicaría una relación directa con la actividad industrial de AES.
El activista ambiental Víctor Alvarado, portavoz del grupo Diálogo Ambiental, denunció lo que considera una estrategia del gobierno para minimizar la gravedad del problema. "Este patrón de negación y complicidad con AES no es nuevo. Durante años, las comunidades han alertado sobre los impactos de la contaminación, y en lugar de tomar medidas para proteger la salud pública, las autoridades prefieren defender a la empresa", afirmó.
El tema ha generado un fuerte debate en la esfera política y social. La senadora María de Lourdes Santiago, del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), criticó la postura del gobierno y exigió mayor transparencia. "Que no se hayan realizado vistas públicas para analizar este proyecto es una falta de respeto a las comunidades afectadas. El Senado ha preferido reunirse en privado con ejecutivos de AES en lugar de escuchar a los expertos y a las personas que están sufriendo las consecuencias de esta contaminación", expresó.
En medio de la controversia, residentes de las comunidades afectadas han exigido estudios epidemiológicos a gran escala para evaluar el impacto real de la exposición a estos metales pesados. "Aquí todos los días vemos vecinos enfermos de cáncer, problemas respiratorios, y nadie quiere aceptar la verdad. No basta con decir que los niveles están dentro de los parámetros. Queremos respuestas y soluciones", expresó un residente de Miramar, Guayama, que prefirió mantenerse en el anonimato.
A medida que crece la presión pública, queda por verse si el gobierno de Puerto Rico tomará medidas concretas para atender las preocupaciones de la comunidad o si continuará favoreciendo a AES a pesar de las crecientes pruebas científicas de contaminación ambiental.
Por ahora, lo único claro es que el agua sigue contaminada y que el debate está lejos de terminar.
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